En el Municipio de Nanchital a lo largo de su historia han existido liderazgos notables, liderazgos que se convierten a lo largo de los años en cacicazgos, así como se lee, ¡sí!, en pleno 2009 creemos que en nuestro país están extintos los cacicazgos pues no, prepárese para entrar en la era prehistórica. En algunos momentos las letras se vuelven la lengua de los mudos o de las personas que no pueden criticar ni hablar de quienes son sus “benefactores”, esto es un retrato de la vida pública de esta ciudad y es un compromiso ineludible hablar de estos temas, algunas personas posiblemente se incomoden, lo vean o sientan como ataque directo sin embargo lo que se ve no se juzga y lo que estas letras presentan es del conocimientos público.
En el país, el sindicato de trabajadores petroleros de la república mexicana era dirigido por “La Quina” Joaquín Hernández Galicia y Salvador Barragán Camacho y en Nanchital estaban dos hermanos a cargo del liderazgo de los petroleros de la Sección Número 11. Los extintos Francisco Balderas Gutiérrez y Felipe Balderas Gutiérrez, para muchas personas lo mejor de los liderazgos de los petroleros, para otros los hombres más poderosos políticamente hablando, no faltando los comentarios de liderazgos sangrientos, sin embargo los mitos entre los líderes sindicales en México son muchos, aquí presentamos lo más visible en la ciudad de Nanchital.
Para tener una idea del poder que en esos tiempos manejaba “Chico Balderas” como se conocía al líder sindical Francisco Balderas Gutiérrez, con el poder económico del sindicato petrolero había convertido a Nanchital en ciudad, realizando obras de pavimentación, drenaje, agua, infraestructura educativa, promoción cultural, en fin la participación del sindicato petrolero era más que evidente en la vida social de la villa de Nanchital y en el año de 1988 con la gestión y fuerza del sindicato surgió el Municipio Libre, siendo el Líder petrolero el primer Presidente del Consejo Municipal.
Con recursos provenientes de las cuotas de los trabajadores el sindicato petrolero siguió realizando las principales obras de la ciudad, festejaba las fiestas feriales de Nanchital que eran sin duda de las más importantes en la región, con artistas de fama nacional, los vales de despensa de los trabajadores eran surtidos en tiendas propiedad del sindicato, proveían el transporte de trabajadores a Petróleos Mexicanos como hasta la fecha lo siguen haciendo para más de 13,000 trabajadores (es de imagínar el negocio tan grande que manejan y administran los lideres sindicales) tienen inversión en tiendas, farmacias, agua potabilizada, producción de hielo, prestamos a trabajadores con descuento de capital e intereses vía nomina, en aquellas fechas de la década de los ochentas el sindicato controlaba las compañías que proveen servicios y obras por contrato a Pemex, Chico Balderas de rostro regordete, cabello rizado corto, siempre bien peinado, tez moreno claro y su inseparable uniforme guayabera verde y pantalón guinda, su voz enronquecida y forzada como queriendo sacar la garganta en cada frase, la mayor parte del tiempo la pasaba en las oficinas del sindicato petrolero, controlando desde ahí la política petrolera y participando también en la política regional y nacional.
Era conocido a los lugares a los que asistiría “Chico Balderas” porque primero llegaban unas tres docenas de funcionarios uniformados y después hacia su aparición el Líder acompañado de otra veintena entre sus principales colaboradores, amigos, compadres y sus inseparables guaruras, este personaje circulaba en un vehículo rojo Gran Marquiz de ese año y escoltándolo por las pequeñas y sinuosas calles de Nanchital 8 o 9 vehículos de guaruras sin faltar las camionetas de seguridad pública del estado, si el líder se detenía para saludar a algún trabajador o trabajadora, ama de casa o algún chamaco que le solicitaba algo, se armaba un caos para cubrir al líder todo el séquito de funcionarios y guaruras estaban al pie para ver que instrucción se le ocurría a “Chico Balderas” y al ponerse en marcha otra vez se armaba el caos de guaruras subiendo a las unidades y arrancones del movimiento de los vehículos; Se escuchaba el chirriar de las llantas de vehículos y camionetas con pistoleros en la batea, era una especie de película de “El Padrino”, en esos tiempos pensaba que esto solo existía en las cintas de mafiosos, pero para mi sorpresa estaba sucediendo frente a mis ojos en la ciudad a donde llegue a vivir.
El líder petrolero en su omnipotencia despachaba a quien quería con la cuchara grande, había enorme fila de gente desde la madrugada haciendo turno para hablar con él, personas que conocían su devoción católica lo esperaban en la iglesia temprano, entregaban oficios de mano, así se vivía la época, dadivosamente atendía a las esposas de los trabajadores, metía en cintura a los trabajadores borrachos o rebeldes, organizaba las pensiones alimenticias para los hijos de los trabajadores, amenazaba con la clausula 34 (recisión de contrato) a quien se oponía a sus órdenes, apoyaba a jóvenes estudiantes con trabajo o becas, acompañaba a sus socios trabajadores a sus última morada, en fin, el trabajo sindical era muy desgastante en Nanchital, mientras el líder estuviera en el sindicato, todos los funcionarios estaban ahí en guardia y alertas a sus indicaciones. Se vivía una época de centralismo absoluto, hoy en día las cosas no han cambiado el mimetismo forjado de líder a líder va creando las bases “dejando escuela a la antigua” difícil de mejorar, difícil de renovar.
Para el arribo al poder no existía persona que se pusiera frente a ellos, la abundancia de pistoleros y guaruras mal encarados desalentaban a cualquiera, así se las gastaban estos líderes, hay infinidad de anécdotas sobre los crímenes que se cometieron sin embargo muchas viven en el anonimato por el temor a la denuncia y lo coludido que estaban las autoridades sindicales con los Gobiernos de la época, otros más siguen viviendo el sueño de los justos.
Nuevos liderazgos
Al inicio del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, “Chico Balderas” vivía momentos de angustia y tristeza, unos años antes había fallecido su segundo de abordo que era su hermano Felipe Balderas Gutiérrez, esto sin duda lo mantenía inquieto, los inminentes recortes de personal que se venían venir en Pemex, la caída de “La Quina” propiciada por el entonces Presidente de La República, y la advertencia de su amigo el ex gobernador de Veracruz, Fernando Gutiérrez Barrios quien fungía como Secretario de Gobernación, para que se retirara del liderazgo petrolero fue la gota que derramó el vaso y el día 4 de agosto de 1991, se daba la noticia de la trágica muerte del Líder sindical Chico Balderas quien se diera un balazo en la cabeza que minutos más tarde lo privaría de la existencia en el Hospital de Pemex Santa Elena del fraccionamiento Guadalupe del Tepeyac de Nanchital.
Así se tiene que dar el relevo y formarse un nuevo liderazgo, surgieron dos contendientes fuertes de la escuela de “Chico Balderas” por un lado Ramón Hernández Toledo, y por el otro el Adrián Grijalva Ramos, en esos tiempos el carisma y la inteligencia de Ramón Hernández Toledo, aglutino a los principales líderes jóvenes de Nanchital, seguido también por delegados sindicales y muchos trabajadores petroleros, renovaron el sindicato de la Sección Numero 11, formando su Grupo “ 24 de octubre”, su audacia y la lealtad de sus principales cuadros fueron fundamentales para salvar los obstáculos de luchas internas de poder, factor determinante para hacerse dueño también de la primer Presidencia Municipal por el Partido Revolucionario Institucional, que por cierto desde ese momento a controlado y cualquier movimiento en Nanchital es con su autorización, la alcaldía quedó al cuidado de quien hasta la fecha es su segundo de abordo Alfredo Yuen Jiménez.
De izquierda a derecha, Ricardo Casteló Castillo, Carlos Romero Descham (Líder Nacional), Ramón Hernández Toledo, Gregorio León Celaya y Alfredo Yuen Jiménez
En el año de 1995 pasaron la estafeta de La Presidencia municipal a Ricardo Castelo, y en este tiempo inicia la gestión ante Pemex de los terrenos que ahora me traían preocupado, como hasta ahora son pocos los gobiernos que han pasado por Nanchital, los puedo enumerar a todos.
Siguiendo los lineamientos del líder Petrolero en 1998 llegó a la presidencia Municipal el deportista Salvador Hernández Castro, sin lugar a dudas podemos decir que fue una administración con falta de experiencia para gobernar y el carácter explosivo de los años mozos de Salvador combinado con los amigos que lo rodearon en su gobierno le hicieron una mala pasada, por lo menos solo se mantuvo 2 años en la administración municipal, al terminar su administración salió de Nanchital, para irse a radicar a Coatzacoalcos, tal vez siguiendo el ejemplo de su líder moral que radica en esa ciudad y ejerce el poder político en Nanchital, esto en definitiva solo demostró su falta de arraigo y compromiso con su ciudad.
Hasta ahí todo iba bien para el líder petrolero, sin embargo el mal gobierno de Salvador Hernández Castro dejo sin posibilidades a Hernández Toledo para poner en la Presidencia Municipal a su “nuevo alfil” Cesar Rodríguez Hipólito, su candidato ideal. Al estar años en el poder requieres que tus allegados nunca te rebasen, debes de rodearte de colaboradores sumisos, de personas entreguistas, faltos de valores o dispuestos a aguantar de todo para conservar una buena posición económica y cuando la riegan y se meten en problemas tu como líder sabes que por eso los mandaste, para poder exhibir sus carencias de materia gris y de esa manera te deban el perdón, o aportarles soluciones a los problemas que enfrentan, así se han forjado los liderazgos en el sindicato petrolero afectando colateralmente las Administraciones Municipales, y propiciando el incumplimiento de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no existe la autonomía municipal.
El siguiente paso o tal vez capricho fue hacer alcalde a su nuevo “alfil”, una buena persona que calentó motores para la carrera municipal desde 1995 desempeñándose como tesorero municipal, sin embargo, a Cesar Rodríguez Hipólito, las encuestas lo situaron siempre en la lona, su falta de carisma, su distancia con la gente y sus problemas personales que tenía en su casa, así como los resultados arrojados en las encuestas se combinaron con buenos candidatos de la oposición e hicieron que fracasara su candidatura, Ramón Hernández Toledo recurrió a su otro “alfil” que tenía en reposo, otra vez, Ricardo Castelo Castillo, el oficio de ser el líder rebasó a Hernández Toledo lo confundió y perdió el control sobre sus colaboradores más cercanos se salieron de control e inicio la rebelión, su alfil siendo nuevamente Presidente Municipal; Y en la búsqueda del nuevas posiciones políticas, luchando contra el control excesivo de Hernández Toledo se rebeló, aliándose con los principales asesores del propio líder sindical iniciaron una rebelión social, en busca del liderazgo de la sección número once, sin embargo a pesar de la popularidad de Ricardo Casteló Castillo que era presidente municipal por segunda ocasión, en las votaciones los trabajadores petroleros no le respondieron, notándose el control político que ejerce Ramón Hernández Toledo al interior del sindicato que representa, en el año dos mil nueve, el “grupo 24 de octubre” celebro 18 años al frente del sindicato petrolero en Nanchital.
Los trabajadores petroleros son personas que merecen todo mi respeto, admiración y reconocimiento, han sacado adelante a la industria más importante del país, una industria castigada por el régimen fiscal mexicano, que con el paso de los años en vez de presentar mejoras se empeora y se ensaña con los contribuyentes cautivos, sin embargo Petróleos Mexicanos sigue siendo orgullo nacional, los trabajadores petroleros viven las comodidades y prestaciones que han logrado a través de los años por medio de sus representaciones sindicales y si sus líderes, les están garantizando, trabajo, aumentos salariales, continuidad de trabajo para sus hijos, becas, gasolina, servicio médico, préstamos administrativos, utilidades, créditos y aguinaldos sustanciosos.
Entonces, ¿por qué cambiar? Son comunes estos liderazgos en Nanchital, el trabajador petrolero se preocupa más por lo que dice su sobre de pago que por lo que ocurre a nivel interno de su organización, por esta sencilla razón a Ricardo Castelo no se le dieron las cosas y él fue retirado de la política sindical, esto genero un nuevo fenómeno social y gran descontrol político en Nanchital, una guerra sucia entre conciudadanos.